Por Emilio Zapata
Primera parte.
Reforma de la salud, la opción por el mercado.
Al presentar este libro asumimos una serie de afirmaciones, que con una expectativa política diferente identificamos en el trabajo anterior, cuando editamos “Entre hipócritas e hipocráticos” antes de que el Frente Amplio llegara al gobierno.
Pasaron más de diez años entre un libro y otro, el corporativismo se posesionó como la forma más efectiva de controlar las organizaciones sociales y de influir sobre el parlamento y el Estado.
Paso el primer gobierno de izquierda, asumió el segundo manteniendo en agenda
Con algunos titulares hago esta presentación que es una síntesis del libro “El corporativismo, bases políticas y económicas del pensamiento único”. Que dividí en dos partes dedicando un tomo a la reforma de la salud y el otro a la reforma del Estado. En febrero de 2011 subiremos a internet los avances de los libros con los documentos a que hacemos referencia.
El sistema integrado de salud sintetiza con total claridad la evolución del corporativismo en dictadura y en esta larga transición democrática, donde los partidos con perfiles folclóricos e ideológicos diferentes se alternan en el gobierno, sin lograr un estado eficiente al servicio de la sociedad.
Con la reforma de la salud, el estatismo corporativo de mercado, entra en una etapa de mercantilismo sin alternativas sociales, donde el muy buen momento de la economía justifica la impunidad y la degradación de los principios históricos de la justicia. El país esta haciendo changas, formalizando salarios y jubilaciones de hambre que pagan por cuota mutual en muchos casos mas de lo que el usuario reciben para cubrir necesidades básicas. Los recursos que se aportan para la seguridad social no se pueden transferir como subvención al mercado, gastando sin blindaje social, aumentando la polarización donde los ricos son mas ricos y los pobres mas marginados, comprometiendo la democracia.
En el tomo, “Reforma de la salud, la opción por el mercado” nos introducimos en el avance del individualismo organizado en relaciones corporativas que controlan la salud privada, con sus representantes en las direcciones sindicales, los partidos políticos, las empresas y el estado.
La reforma de la salud, el corporativismo contra la reforma del estado.
Podemos afirmar, fundamentando y aportando los documentamos que lo que se definió como reforma de la salud fue un rescate financiero del mutualismo, pasando al mercado los recursos de la salud social estatal y privada en un operativo corporativo, que frustro el avance de las reformas del Estado. Fortaleciendo las estrategias corporativas, como forma de apropiación de los recursos que la sociedad vuelca al Estado, esto quedo claro en el último presupuesto quinquenal, que termina siendo una disputa salarial sin la contrapartida de un proyecto alternativo.
El corporativismo genera impunidad en las relaciones de poder capaces de controlar y neutralizar la iniciativa del gobierno, con códigos de silencio e intercambio de favores, operan y conspiran cuidando las chacritas, por encima del interés general.
La gestión corporativa conspira contra la democracia e involucra a un nivel de asalariados que va estratégicamente asociado al capital, usando al Estado como recaudador y como empleador directo o indirecto, gozando de estabilidad laboral independiente de la eficiencia productiva y de los ciclos de la economía.
En estos trabajos vamos caracterizando e identificando a los corporativismos más evidentes, concluyendo que es imprescindible neutralizarlos para avanzar en la reforma del Estado, pensamos que una reforma política es imposible, por la desinformación y falta de comunicación eficiente entre el gobierno y la sociedad. Por lo que apostamos a un impacto, partiendo de la comunicación que permita interactuar en la gestión reconstruyendo los vínculos de confianza entre el gobierno y la sociedad.
Lucha de clase y corporativismo son dos categorías que por lo menos tienen que estar identificadas. La “lucha de clases” es la relación natural entre el capital y el trabajo, que en democracia generan los ámbitos donde los empresarios y los trabajadores negocian.
La lucha de clases es un dinamizador de las sociedades, en la medida que los antagonismos y las contradicciones son la disputa de espacios de integración y calidad de vida.
La lucha de clase es la alternativa al corporativismo salvaje, como expresión de la democracia extrema permite abordar las contradicciones con objetividad responsable priorizando el interés general.
El objetivo de este trabajo no es debatir sobre las relaciones de clases, pero las tomo como una variable determinante de este informe, la disputa entre capital y trabajo fue base de la distribución de la riqueza, construyendo la seguridad social y la democracia.
El corporativismo como práctica social busca eliminar los antagonismos de clases, se suma al pensamiento hegemónico, poniendo las organizaciones políticas y sindicales funcionales al mercado. Tomando al trabajo como un proceso individual, que depende de la estrategia del grupo para generar hechos políticos legalizando como necesidad social el intereses corporativos.
El corporativismo criollo es consecuencia de la búsqueda de estabilidad en el trabajo que se genera de la relación de dependencia directa o indirecta con el Estado.
Las relaciones laborales de los funcionarios del Estado son en relación de dependencia con la sociedad por lo que sus salarios y derechos adquiridos deben estar vinculados a la calidad de vida de la sociedad.
Los asalariados del Estado no tienen patrón, se autor regulan en escalafones, con sistemas de ascenso y tienen el arbitraje de los partidos políticos que son quienes votan el presupuesto. De lo que resulta que el capital lo pone la sociedad y se adjudica con decisiones políticas.
Sin resolver el atraso productivo pasamos del “estado solidario y protector de los mas débiles” al estado recaudador financiador de los grupos corporativos con mas capacidad de presión, que alimentan los mercados privados de la educación, la salud, la vivienda, la seguridad etc. Generando dos mundos que se polarizan y se enfrentan en guerras de baja intensidad que se trasmiten como un reality en los informativos. De un lado están los que acceden al mercado y pagan aunque no puedan, y del otro estamos, los que convivimos con la marginalidad, nos asistimos en salud publica en el mejor de los casos complementados por una móvil, mandamos a nuestros hijos a la escuela publica y nos metemos en la comisión fomento, vivimos en el barrio donde nos cuidamos entre los vecinos y llamamos a la policía cuando la mano viene muy mal. El gran problema es cuando las políticas de estado son mercado para unos y limosnas para otros, liquidando el espacio de construcción social, donde el tiempo que se comparte resolviendo la materialidad de nuestras vidas nos devuelve la sensibilidad, los afectos, el compromiso, la identidad y la autoestima que precisamos para ser libres.
La barbarie social también esta dada en el grado de explotación de las capas medias y los asalariados que duplican las horas de trabajo, para comprar en lo privado lo que ya pagaron al Estado con los impuestos. No es fácil convivir en lo público con los que están marginado, pero esto no es personal ni se puede tomar distancia, la cuestión es entre inclusión o represión.
Socialismo y Estado. Cuando se sale la disputa ideológica donde los principios de clase inciden en las leyes que van diseñado al Estado, el pensamiento único con matices de izquierda se alinea con el mercado en el usufructo de los servicios estratégicos que solo se pueden resolver con la sociedad, que es la única que puede bajar los costos. Los contratos de servicios al Estado no se deben mercantilizar, limitando la participación social.
Los costos del Estado no se bajan ni privatizando, ni estatizando, no estamos discutiendo la propiedad, el problema es político y pasa por la calidad de la democracia con que abordamos los temas económicos y sociales. Es la democracia la que habilita el relacionamiento de nuevo tipo entre el gobierno y la sociedad, permitiendo construir alternativas al poder corporativo, generando trasparencia en el manejo de la información para la eficiencia en la gestión, distribución y usufructo de la riqueza en todas sus formas.
No se trata de elegir entre dictadura del capital con el control corporativo del estado o la dictadura del proletariado, a corto plazo hay que tomar las iniciativas políticas, que permitan reformas técnicas en la gestión que habiliten avanzar en democracia.
La reforma del Estado busca bajar los costos del corporativismo que liga los servicios estratégicos a los ciclos del mercado desplazando la función social como variable económica sustentable.
Tenemos que revisar el pasado para comprende el corporativismo criollo. Las organizaciones políticas de referencia para los trabajadores, se atomizaron, sus cuadros y militantes se esparcieron por todo el espectro político de la izquierda, portando la estrategia de unidad sin exclusión, la experiencia, el método y el discurso. dejando en el camino entre otras cosas sus principios ideológicos y la posibilidad de gestión y elaboración colectiva.
A la salida de la dictadura la sociedad conquista la democracia política, las organizaciones sociales y los partidos logran la concertación programática, dando una señal clara sobre los cambios que se deberían hacer para avanzar. Esto duro poco tiempo, salimos con la iniciativa de la gente y antes de que terminaran los abrazos y los reencuentros estábamos metido en el proceso electoral. Las organizaciones políticas se sumergen en sus internas, de la que la izquierda sale ideológicamente derrotada. Pero fortalecida en su estrategia de unidad electoral y convertida en un partido tradicional, con un discurso que la presenta como una alternativa de cambio que resume la acumulación histórica y el prestigio adquirido en el enfrentamiento a la dictadura.
La derrota ideológica de la izquierda es la incapacidad de gestionar el estado limitando el corporativismo y atendiendo los intereses de los que trabajan y lo financian. Los partidos históricos o tradicionales blanco y colorado hasta la dictadura se alternan en el gobierno, compartiendo la gestión del estado en un formato corporativo incipiente basado en una burocracia estatal que ocupa a su personal político. La izquierda les disputa espacios de poder gestionando las conquistas sociales, antes de la dictadura la democracia política era muy débil, pero la democracia social era fuerte.
La praxis en la gestión solidaria de la seguridad social, las cajas de auxilio, las cooperativas de ayuda mutua, la autonomía de la universidad generan un poder paralelo alternativo al pensamiento hegemónico.
La transición la identificamos como el paso de un modelo económico y de gestión del Estado a otro, independiente del los años que pasen y de los ciclo de la economía. La buena o mala administración, es como la alternancia de “buenos y malos gobiernos” lo que cambia es el impacto social al final de cada ciclo, en que se reconvierte el mercado con los daños colaterales que esto implica. Desde la dictadura no cambio el rumbo económico, los ciclos cierran generando, desocupación masiva en el sector privado y apropiación por parte de capital especulativo, de la acumulación por los créditos tomados por los sectores mas vulnerables de la sociedad.
La transición es hasta un punto de inflexión en donde la madures política que permitió el asenso de la izquierda al gobierno marcando un avance en la democracia política nos permita asumir la democracia social que es resolver y gestionar colectivamente lo que no se puede comprar ni transformar en mercancía.
Democracia y calidad de vida son la síntesis de la evolución de las sociedades.
Nuestro país no ha logrado un desarrollo productivo socialmente sustentable que genere trabajo estable y de calidad. Las cadenas productivas con mayores ingresos para el país y gran parte de los servicios mantienen el trabajo precario, zafral, de multiempleo y alta rotación. La especulación financiera, la concentración de la riqueza, la matriz productiva agro dependiente, sumado a las “grandes superficies”, precarizan el empleo y la seguridad social. Para los trabajadores independieres las microempresas son una alternativa de alto riesgo y máximo esfuerzo donde la estabilidad laboral y la seguridad social dependen de la acumulación que se haga por fuera de la aportación fiscal. Donde se genera la iniciativa, la creatividad y la búsqueda de las oportunidades, no existen garantías con patentes para registrar la inteligencia y la innovación
Esto convierte el acceso a un cargo en el Estado en objetivo de quienes buscan estabilidad laboral, el salario seguro, genera créditos, cobertura en la seguridad social, oportunidades de formación y ascensos, independientes al desempeño en la función, la eficiencia y la responsabilidad productiva.
Las relaciones laborales se dividen en tres grandes grupos independientes a la clasificación para los consejos de salarios, el privado amparado en el derecho laboral, el publico y para estatal corporativo. Los cargos con mejores salarios permiten una buena inserción social de naturaleza conservadora, se identifican como clase media desde el momento que pagan la educación privada mutualista y el crédito hipotecario. La materialidad de la vida en quienes logran ser consumidores genera un estado de ánimo llamado clase media, que en el caso de la izquierda crea una sensación ideológica agradable.
Consideran a los trabajadores de menos ingresos un amigo marginado al que llaman obrero, que le dona sus aportes a la seguridad social y toman servicios y créditos más caros por cuando mas pobre menos garantías de estabilidad laboral.
Cuando al estado le cierran los números con crecimiento y estabilidad fruto de una administración responsable y servicio eficientes al capital que circula libremente con toda las garantías que tiene que tener los “inversores” dicen que estamos bien, solo creo que es una oportunidad. Los “inversores” son hijos del mercado y tienen como objetivo la rentabilidad, no asumen los daños colaterales, ni el costo social ni el daño a los recursos naturales. Eso es responsabilidad de la sociedad y el estado.
El pensamiento único que subordina a la sociedad al mercado y, tiene una versión paraestatal de servicios controlados como negocios emergente de la nueva oligarquía criolla. El deterioro de las relaciones sociales es continuo y producto del corporativismo de las reivindicaciones, no hay políticas de estado sustentables para la sociedad.
Para comprender que es el sistema integrado de salud hay que identificar a sus protagonistas.
El mutualismo social, solidario y sin fines de lucro desapareció, solo quedan las cajas de auxilio, el corporativismo en la salud es la evolución de un modelo de negocios subvencionados que se consolido políticamente en pactos de silencio es la alianza entre el mercado de la enfermedad, el poder político y la corrupción
La rotación de los articuladores políticos del corporativismo en los cargos de gobierno supera en el caso de los más longevos el periodo de alternancia en el gobierno de los partidos democráticos. Don Oscar en
Los silencios de la democracia
La reforma de la salud en el formato Sistema Integrado de Salud es fruto de la conspiración y el doble discurso. Y diseño estaba pronto hace años tenia la aprobación del BID y otros operadores. Faltaba un equipo que lo ejecutara, adaptándolo al discurso y las reivindicaciones de la izquierda. Que viene de un proceso interno que la dividió en dos grande corrientes, una es corporativa y la otra democrática. La corporativa opera en base cargos de poder que se convierten al gerenciamiento burocrático de cúpulas y la otra es de cuadros y de masas que están por fuera de conspiración.
1 comentario:
oigan con paciencia gente, no nos desviemos del asunto.
my page: Valery L
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