La educación ha sido uno de los conceptos más citados en los discursos políticos del Uruguay y probablemente del mundo. Es por ello que cuesta mucho pensar en abstracto.El día que eso pase comenzaré a creer en sus políticas de educación. Hasta ahora, la insistente preocupación por controlar la educación pública, sin someterse a sus consecuencias, habla del afán de controlar los destinos y designos cultulales de la sociedad. El hecho de que un gobernante no envíe a sus hijos a la enseñanza pública, quiere decir que no cree en ella o en si mismo, ya que de él y sus colegas depende casi todo (presupuesto, control, funcionamiento, etc.).Esto viene siendo como que un cheff cocina en un restaurante pero se cruza al de enfrente a comer con su familia, ya que no quiere que ellos prueben (se alimenten de) su comida.¿Cuántos de nuestros gobernantes e integrantes del sistema político envían a sus hijos (por opción) a la enseñanza pública?
"Un país que no apuesta a la cultura está condenado a la mediocridad" (Anónimo)
sábado, octubre 27, 2007
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